Conocidas son las largas filas de
espera para las personas que usan la locomoción colectiva para trasladarse a
distintos puntos de La Serena. Sin duda los más afectados han sido quienes
viven en el sector de Las Compañías, caso que ha sido difundido ampliamente por
los medios escritos.
El diagnóstico técnico es claro pero no suficiente: la espera de horas es mucho más que tiempo. Estamos acostumbrados a levantarnos temprano en la mañana y trabajar hasta muy tarde, llegar a nuestras casas cuando ya está oscuro y el cansancio aparece. Dicen que “tiempo que se va no vuelve” y cae como anillo al dedo en este caso… Hacer esperar a la ciudadanía en la calle, es quitarle horas de compartir con la familia, estar con los hijos, hablar con nuestras parejas y descansar. Si logramos reducir las horas de esperas, estamos entregando dignidad y tiempo de calidad a las familias.
Es imperativo planificar cuanto
antes las calles de La Serena para recibir a la cada vez más grande flota de
automóviles particulares, además de incentivar la cultura de la bicicleta,
iluminar nuestras calles para que los paraderos sean más seguros y mejorar la
calidad de las micros.
Cada vez hablamos más que la
conurbación La Serena-Coquimbo se ha convertido en una metrópolis, entonces
debemos comportarnos y pensar como tal. Es imposible transformarnos en una
ciudad moderna si pensamos que somos la misma ciudad que hace 20 años atrás.
Modernidad y tradición pueden estar en armonía.
El presidente Piñera ha sido certero al hablar de Familia y Ciudad en los Ministerios de Desarrollo Social y Vivienda respectivamente. Ahora, es tarea nuestra hacerlo realidad y devolverle la dignidad a los serenenses.
Por Marcelo Gutiérrez G, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Diplomado en Derechos Humanos ULS