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Pesar en Algarrobito por fallecimiento de “Bochito” ex conductor de micro rural por 44 años
Pesar hubo esta semana en la localidad de Algarrobito con el fallecimiento de quien fuese en vida Juan Adolfo Olivares Gajardo más conocido como ” Bochito” Q.E.P.D, quien por años fue el conductor del microbús que realizaba el recorrido desde el sector al centro de La Serena.
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Pesar hubo esta semana en la localidad de Algarrobito con el fallecimiento de quien fuese en vida Juan Adolfo Olivares Gajardo más conocido como ” Bochito” Q.E.P.D, quien por años fue el conductor del microbús que realizaba el recorrido desde el sector, al centro de La Serena.
Desde la junta de vecinos se indicó que “nos deja una gran persona, muy respetuoso, nos ofreció su servicio al trasladarnos cada día en su micro y con un gran amor incondicional a su familia del pueblo. Fue una persona muy querida por nuestro pueblo. Una gran persona con tremendo espíritu de servicio por cuantas generaciones. Que Dios lo haya recibido con los brazos abiertos para su descanso eterno”.
SU HISTORIA
Por 44 años Juan Adolfo Olivares Gajardo, más conocido como don Bocho o Bochito, realizó el trayecto Algarrobito – La Serena y viceversa en sus más de 20 “micros”, Se había jubilado hace varios años atrás para dedicarse a su familia y descansar. Cuando se retiró el año 2013, se hizo una gran despedida en el pueblo, por su entrega y cariño hacia los habitantes.
A pesar de haber nacido en La Serena, Don Bocho se identificaba con la comunidad de Algarrobito, donde llegó a vivir a los 10 años, después de que su madre falleciera. Justamente, la falta de movilización diaria desde la localidad a la capital regional lo obligó a estar internado mientras estudiaba.
Con el paso de los años, Juan se compró un camión para trabajar de manera independiente. Contó en una nota del Diario El Día, que por los años 60 ya traía a varias personas en su vehículo que necesitaban venir a desarrollar sus labores a la ciudad.
“Siempre me decían que adquiriera una micro, de hecho el periodista Marcelino Araya me insistía, para así terminar con el problema de la falta de locomoción, porque las liebres que debían venir, por recorrido, no lo hacían con frecuencia”, explicó.
La necesidad de la comunidad y las ganas de arraigarse en la región motivaron a Bochito a aventurarse a comprar su primera micro en el año 1969. Recuerda que viajó a Santiago sin saber si podría traer el vehículo en el mismo momento. “Cuando ya la traje, le pinté un letrero que decía Algarrobito y en ella me dirigí a la Intendencia a pedir permiso para el recorrido”, detalló.
Sin saber cuál sería el destino de su petición, Juan esperó pacientemente a que el intendente saliera de la reunión que tenía, lo que él no sabía era que esa cita, justamente, era para resolver el problema de la falta de locomoción para el sector de Algarrobito y sus alrededores. “Habían muchos reclamos de la gente y la autoridad no se podía poner de acuerdo con los transportistas sobre quién debía mandar las máquinas para allá, porque alegaban que no era rentable”, indicó.
Don Bocho expresó que todos salieron de la reunión muy ofuscados porque no habían llegado a un acuerdo, por eso cuando uno de los dirigentes se percató de que en el estacionamiento de la Intendencia había una “micro” que decía “Algarrobito” exclamó: “Aquí tenemos la solución”.
“No tuve que esperar mucho, porque en el mismo momento que le presenté mi idea al intendente, él aceptó y el 27 de julio de 1969 comencé el recorrido Algarrobito- La Serena y viceversa. Fueron 44 años en que no me bajé de la micro”, precisó.
Durante las más de cuatro décadas que Juan Olivares estuvo al frente de su “micro” tuvo especial preocupación por los niños. Día a día estaba a las 07:00 horas en Algarrobito para poder traerlos a estudiar a La Serena. “Un director de la escuela me tenía ‘mala’, porque decía que yo le quitaba a los alumnos, pero no era así, la gente prefería mandarlos a la ciudad y como sabían que yo cumplía no tenían que dejarlos internados”, detalló.
La comunidad rural comenzó a confiarle a sus hijos a Bochito y él nunca falló. De hecho, cuando los niños eran pequeños o tenían alguna discapacidad Juan dejaba su puesto de conductor para ayudarlos a cruzar la calle y dejarlos en la puerta del colegio. “Así era mejor, porque yo me quedaba tranquilo. Tantos años trabajando así, uno les va tomando cariño, ya casi pasan a ser como hijos”, dijo.
El compromiso de don Bocho con su gente era tal que pocas veces puso conductor de reemplazo, la primera vez que lo hizo fue cuando a su mujer, Raquel, le detectaron fibrosis pulmonar. Juan reconoció que ese ha sido uno de los momentos más duros de su vida, porque su esposa era su compañera fiel.
Lamentablemente falleció, uno de los golpes más duros para don Bocho. Tras su partida, Juan pasó dos años “sin saber qué hacer”, por ello precisa que el trabajo lo ayudó a superar el triste momento. “La gente me invitaba a almorzar, me daba viandas de comida para que yo no cocinara, me acompañó mucho y gracias a eso yo pude superarlo de cierta manera”.
Juan Olivares tuvo tres hijos y 9 nietos, quienes lo despidieron esta semana en la plaza de su querido pueblo, donde incluso si un pasajero no tenía dinero, los llevaba igual.
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